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Referencia: SCI1816MINJEN5C
Miniatura Jenízaro 1816 wargame del Imperio Otomano, con peana escénica incluída. Se suministra sin pintar.
Los jenízaros forman parte de la espina dorsal del ejército otomano. De entre ellos los mejores han sido elegidos. destinados a racibir todas la bendiciones de Allah, y a entrenarse con un armamento moderno, su impacto en el campo de batalla estásiendo considerable. Donde el grueso del ejército del sultán vence por la aplastante superioridad numérica y el miedo, los comandos hacen de sus armas el riguroso entrenamiento y una fe inquebrantable que raya el fanatismo.
Su eficacia les ha llevado a viajar más allá de las fronteras de una manera clandestina y poder asaltar objetivos vitales para la guerra política que azota Europa desde hace meses.
El soldado jenízaro es un habilidoso combatiente. Puede luchar bien en el cuerpo a cuerpo y disparar con una buena precisión. Su estilo híbrido lo hace peligroso a media distancia y letal a medida que se reducen los akçes entre él y sus adversarios.
Su sable o Kilij es una formidable arma con la que pueden humillar hasta al mejor de los espadachines. Su nuevo subfusil es rápido como el de los rusos y, pese a llegar a poca distancia, dispara devastadoras ráfagas de cobertura.
Los avances tecnológicos no se quedan ahí: su máscara permite realizar cánticos y letanías musulmanas, los cuales hipnotizan a sus rivales, dejándolos paralizados de puro terror cuando esos extraños sonidos llegan a sus oídos. Estas letanías han causado estragos en el campo de batalla, permitiendo a los jenízaros aprovechar el miedo y la confusión entre sus rivales.
Décadas pasadas en duros campos de entrenamiento y adoctrinamiento, perfeccionan el estilo de combate más mortal de los jenízaros: la “danza turca”. Esta modalidad de esgrima permite a los soldados jenízaros relajar su cuerpo y lanzar estocadas con mayor velocidad, creando una oleada de ataques que difícilmente puede ser repelida por un simple soldado enemigo.
El Imperio Otomano se mueve en el filo de la navaja, como todos los imperios. La diferencia es que ellos lo hacen con la paciencia y rectitud que enseñan los sabios y el
Corán. Cuando la muerte es la mayor de las recompensas, no hay lugar para la precipitación ni la desesperación.
“Dominar o Morir”